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Tipos de extintores: Guía completa para elegir el adecuado en cada situación
Los extintores representan el primer recurso de defensa contra un incendio en cualquier entorno, ya sea doméstico, laboral o industrial. Su correcta elección y utilización resulta determinante para controlar rápidamente un fuego y minimizar daños materiales y personales. No obstante, no todos los extintores son iguales: cada uno está diseñado para actuar sobre un tipo específico de fuego. Por ello, conocer sus características y aplicaciones es fundamental para garantizar la seguridad.
En este artículo ofrecemos una guía exhaustiva sobre los tipos de extintores, la clasificación oficial de los fuegos, sus ventajas, limitaciones y la normativa vigente en España.
Antes de seleccionar un extintor, debemos comprender la clasificación de los fuegos, la cual está regulada por normativa internacional. Cada clase responde a un material combustible específico:
Clase A: Fuegos de materiales sólidos como madera, papel, tela, cartón o plásticos. Son los más comunes en hogares y oficinas.
Clase B: Incendios originados por líquidos inflamables, como aceites, gasolina, pinturas o disolventes.
Clase C: Fuegos donde intervienen gases inflamables como butano, propano o gas natural.
Clase D: Incendios provocados por metales combustibles (magnesio, titanio, sodio o aluminio en polvo).
Clase F: Fuegos ocasionados por aceites y grasas en cocinas profesionales o industriales.
Cada fuego exige un tratamiento específico, y usar el extintor equivocado puede agravar el incendio en lugar de sofocarlo.
La variedad de tipos de extintores disponibles en el mercado responde a la necesidad de combatir diferentes escenarios de riesgo. A continuación, presentamos una descripción detallada de cada uno, sus ventajas, aplicaciones y precauciones.
Estos extintores actúan mediante el enfriamiento del material en combustión gracias al agua a presión.
Ventajas: Económicos, ecológicos y fáciles de usar.
Usos recomendados: Oficinas, viviendas, bibliotecas, colegios y almacenes con cartón o madera.
Precauciones: Nunca deben emplearse sobre fuegos eléctricos ni líquidos inflamables, ya que el agua conduce la electricidad y puede propagar el fuego.
Son los más extendidos gracias a su versatilidad. Utilizan fosfato monoamónico para interrumpir la combustión en sólidos, líquidos y gases.
Ventajas: Rápida acción y amplio rango de aplicación.
Usos recomendados: Viviendas, talleres, fábricas, garajes, comunidades de vecinos y vehículos.
Inconvenientes: Dejan residuos que requieren una limpieza exhaustiva, especialmente en áreas con equipos electrónicos.
Funcionan desplazando el oxígeno y enfriando el foco del incendio, lo que los hace ideales para fuegos eléctricos y líquidos inflamables.
Ventajas: No dejan residuos, son limpios y seguros para equipos electrónicos.
Usos recomendados: Centros de datos, laboratorios, cocinas industriales, servidores y cuadros eléctricos.
Precauciones: En lugares cerrados pueden provocar asfixia; es recomendable evacuar el área tras su uso.
Diseñados para incendios de metales combustibles, emplean polvos especiales que aíslan el fuego del oxígeno.
Ventajas: Altamente efectivos en situaciones muy específicas.
Usos recomendados: Industrias químicas, metalúrgicas y laboratorios.
Precauciones: Nunca usar agua ni CO₂, ya que reaccionan violentamente con los metales.
Especializados en incendios de cocinas industriales, generan una espuma que enfría y sella la superficie.
Ventajas: Eficaces y seguros en fuegos de aceites vegetales o grasas animales.
Usos recomendados: Restaurantes, hoteles, bares y cocinas profesionales.
Precauciones: Su uso está restringido a entornos de hostelería y no sustituyen a otros tipos de extintores.
Disponer del extintor adecuado es insuficiente si este no se encuentra en óptimas condiciones. El mantenimiento periódico no solo es obligatorio por ley, sino esencial para garantizar la eficacia del equipo en una emergencia.
Revisión mensual: Comprobación visual, presión y accesibilidad.
Inspección anual: Realizada por un técnico autorizado, incluye comprobación interna y de componentes.
Retimbrado cada 5 años: Ensayo hidráulico y limpieza interna.
Vida útil: Un extintor puede durar hasta 20 años si se mantiene correctamente.
El Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), recogido en el Real Decreto 513/2017, regula la instalación, señalización y conservación de estos equipos en España.
Algunas de sus exigencias principales son:
Presencia obligatoria de extintores en todos los edificios de pública concurrencia.
Distancia máxima de 15 metros entre extintores.
Señalización clara y accesibilidad permanente.
Mantenimiento efectuado exclusivamente por empresas homologadas.
La elección del extintor debe basarse en un análisis de riesgos y en la naturaleza de la actividad desarrollada en el lugar. Algunos ejemplos habituales son:
Oficinas: Polvo químico seco ABC y CO₂.
Naves industriales: Polvo ABC y, en caso de manipular metales, extintores clase D.
Restaurantes y cocinas industriales: CO₂ para áreas eléctricas y extintores clase F en cocinas.
Centros de datos: Únicamente CO₂ para evitar daños en los equipos.
Hogares: Polvo ABC como solución general.
Además de contar con equipos homologados, es imprescindible formar al personal en el uso adecuado de los extintores. La técnica más reconocida es el método PAS (Pase, Apunte, Sostenga):
Pase: Retirar el pasador de seguridad.
Apunte: Dirigir la boquilla hacia la base del fuego.
Sostenga: Presionar la palanca y realizar movimientos de barrido.
Un uso inadecuado puede hacer perder segundos vitales y comprometer la seguridad.
Los extintores son la primera línea de defensa frente a incendios y su elección no puede dejarse al azar. Conocer los tipos de extintores, sus usos específicos y mantenerlos en perfectas condiciones asegura una respuesta rápida y efectiva ante cualquier emergencia.